En 1594, los jefes irlandeses Red Hugh O’Donnell y Hugh O’Neill se rebelaron contra la ocupación inglesa, iniciando lo que se conoce como la Guerra de los Nueve Años. Durante varios años, los rebeldes lograron dominar gran parte de Irlanda, incluso tras el desembarco de Robert Devereux, II conde de Essex, con un ejército de aproximadamente 17,000 hombres en 1599. A pesar de su numerosa fuerza, Essex no logró aplastar la rebelión, lo que llevó a Isabel I a enviar a Lord Mountjoy para sofocar el levantamiento. Con el apoyo de Niall Garve O’Donnell, Mountjoy desembarcó cerca de Derry, poniendo en serios aprietos a las fuerzas irlandesas. Ante esta situación, la monarquía española decidió intervenir y apoyar a los rebeldes irlandeses.
El Desembarco y Socorro a Kinsale
Felipe III de España envió una flota de 33 barcos desde La Coruña el 2 de septiembre de 1601, con los tercios de Juan del Águila y Francisco de Toledo, que sumaban 4,432 hombres. Su objetivo era desembarcar y tomar la ciudad de Cork. La flota, capitaneada por el Almirante Diego Brochero, se dispersó cerca de la isla de Ushant debido a un temporal, dividiéndose en tres partes. Nueve embarcaciones, mandadas por Pedro de Zubiaur con 650 hombres y la mayoría de las provisiones, regresaron a La Coruña. Tres naves, al mando de Alonso de Ocampo, llegaron a Baltimore, mientras que el resto, bajo las órdenes de Brochero, buscó refugio en Kinsale. Allí desembarcaron 3,000 hombres al mando de Juan del Águila el 1 de octubre de 1601, o el 22 de septiembre según el calendario juliano, mientras el resto de la flota regresaba a España.
Juan del Águila decidió fortificar ambas riberas del río Bandon, construyendo los fuertes de Castle Park y de Ringcurram. Las tropas españolas quedaron bloqueadas en Kinsale por las fuerzas inglesas de George Carew, que contaba con 4,000 hombres. A estos se sumaron 6,600 soldados del Barón de Mountjoy y las naves de Richard Levison, que cerraban la bahía. El 10 de enero, las tropas inglesas se apoderaron del fuerte de Ringcurram, defendido por 150 hombres, pero no lograron tomar la ciudad.
Del Águila pidió ayuda a España, lo que resultó en el envío de una nueva flota desde La Coruña bajo el mando de Zubiaur. Esta flota partió el 7 de diciembre con 10 naves, 829 hombres y abundantes provisiones. Sin embargo, otro temporal desvió su rumbo y la hizo arribar a Roaring Water, a 30 millas de Kinsale. Las nuevas tropas desembarcaron el 11 de diciembre y se fortificaron en Castlehaven, intentando auxiliar a los sitiados en Kinsale. Levison atacó Castlehaven con siete naves, enfrentándose a los españoles. Aunque los ingleses hundieron uno de los dos galeones españoles, una batería de cinco cañones impidió a Levison entrar en el puerto, obligándolo a retirarse.
Unión de Fuerzas y la Batalla de Kinsale
Los nobles irlandeses juraron fidelidad a Felipe III y entregaron a los españoles las fortalezas de Dunboy y Donneshed, además de proporcionar 550 infantes y una compañía de caballería. Pedro López de Soto envió 200 hombres más, mientras que los condes Hugh O’Neill y Red Hugh O’Donnell reunieron 5,500 hombres en el norte de Irlanda. Estas fuerzas emprendieron una marcha de 250-300 millas en pleno invierno para llegar a Kinsale, donde se unieron el 24 de diciembre en Banndan, a orillas del río Bandon.
El 24 de diciembre de 1601, según el calendario juliano, o el 3 de enero de 1602, se produjo el enfrentamiento entre las tropas irlandesas y las inglesas. Los irlandeses, organizados en tres columnas, fueron interceptados por Mountjoy en una cresta dominada por O’Neill. A pesar de los esfuerzos, las tropas inglesas lograron la victoria, impidiendo la ayuda de O’Donnell. Los irlandeses huyeron y los españoles, liderados por Ocampo, intentaron minimizar las pérdidas. En la batalla cayeron 1,200 hombres de la coalición hispano-irlandesa, incluidos 90 españoles y 52 prisioneros. Solo 50 hombres lograron romper el cerco y llegar a Kinsale, mientras los ingleses sufrieron 6,000 bajas entre muertos y heridos.
La Rendición y Consecuencias
El 12 de enero, Juan del Águila capituló ante Mountjoy, incluyendo también a las fuerzas en Castlehaven, Donneshed (Baltimore), Donnelong (Sherkin) y Dunboy. Dos días después de la rendición, llegó a Kinsale Martín de Vallecina con refuerzos, pero era demasiado tarde. La capitulación fue honrosa, con los ingleses comprometiéndose a proporcionar transporte y víveres a las tropas españolas y a los irlandeses que lo desearan, permitiéndoles conservar sus armas, dinero y estandartes. Las tropas irlandesas regresaron al Ulster, donde continuaron la lucha hasta la rendición de Tyrone en Dundalk en 1603. Blount decretó una amnistía para los vencidos. El 13 de marzo de 1602, las tropas españolas y Juan del Águila desembarcaron en La Coruña, destinando 59,000 escudos a la creación de un hospital de campaña y la asistencia a los soldados.
La guerra entre España e Inglaterra terminó con el Tratado de Londres en 1604.